México se ha consolidado como uno de los centros de producción automotriz más importantes del planeta. Aquí no solo se ensamblan autos para el mercado local: también se fabrican modelos de exportación que terminan rodando por carreteras en Europa, Asia y Norteamérica. Lo sorprendente es que muchos de esos autos son más interesantes —y hasta exóticos— de lo que uno imaginaría.
En esta nota te contamos de 10 modelos que, aunque no lo parezca, nacen orgullosamente en plantas mexicanas. Algunos son deportivos, otros eléctricos y varios forman parte del portafolio premium de sus marcas. Y lo mejor: hay muchos más.
BMW M2 – Deportividad alemana desde San Luis Potosí
El más radical de la familia BMW con tracción trasera y motor seis en línea biturbo se ensambla en México. El M2 comparte línea con el Serie 2 Coupé y el Serie 3 en la planta de San Luis Potosí, una instalación que se ha ganado su lugar dentro del ecosistema global de BMW por su calidad y eficiencia.

Audi Q5 – El SUV premium que Puebla manda al mundo
El Q5 es uno de los modelos más vendidos de Audi y se fabrica en San José Chiapa, Puebla, en una planta considerada entre las más modernas del Grupo Volkswagen. Desde ahí se exporta a varios continentes, llevando el sello “Hecho en México” a donde sea que ruede.

Ford Bronco Sport – Espíritu aventurero desde Hermosillo
Aunque muchos suponen que es americana, la Bronco Sport es orgullosamente sonorense. Sale de la planta de Hermosillo, donde también se ensambla la Maverick. Su diseño robusto y enfoque outdoor hacen que sea una de las SUVs más deseadas del segmento.

Acura ADX – El primer Acura hecho en México
La ADX es mucho más que una nueva SUV compacta: es el primer Acura producido en México. Se ensambla en la planta de Celaya, Guanajuato, y marca un paso clave para Honda al expandir la producción de su marca premium fuera de Japón y EE.UU. Su diseño, calidad y tecnología demuestran que en México también se pueden fabricar autos de lujo con estándares internacionales.

Toyota Tacoma – La reina de las pick-ups medianas, también mexicana
La Tacoma es la pick-up mediana más vendida en Norteamérica, y se produce en dos plantas mexicanas: Tijuana y Apaseo el Grande. Dos líneas de producción que abastecen el altísimo volumen de esta exitosa camioneta.

Ram 2500/3500 – Fuerza bruta con sello coahuilense
Las pick-ups más grandes y poderosas de Ram se ensamblan en Saltillo. La 2500 y 3500 son sinónimo de capacidad de carga, remolque y durabilidad. México demuestra que también puede fabricar colosos diseñados para el trabajo pesado.

Mazda CX-30 – Diseño Kodo hecho en Salamanca
El CX-30 es uno de los crossovers más equilibrados del mercado: diseño atractivo, buena calidad y excelente manejo. Se produce en Salamanca, Guanajuato, junto con el Mazda3 Sedán y el Mazda2. Y sí, gran parte de su éxito global comienza aquí.

Infiniti QX55 – Elegancia japonesa con sabor hidrocálido
La QX55 es una SUV coupé con diseño atrevido y un enfoque premium que se fabrica en Aguascalientes, compartiendo línea con el QX50 y el Mercedes-Benz GLB. Una muestra clara de que en México también se producen vehículos de lujo con nivel global.

Mustang Mach-E – El ícono eléctrico que nace en el “Edomex”
¿Un Mustang eléctrico hecho en México? Así es. El Mach-E, con todo el ADN deportivo de Ford, se produce en Cuautitlán Izcalli, Estado de México. Esta planta fue clave para que Ford arrancara su estrategia global de electrificación.

Chevrolet Blazer EV – El futuro eléctrico arranca en Coahuila
La planta de Ramos Arizpe fue adaptada para convertirse en uno de los hubs eléctricos más importantes de General Motors. Ahí se producen la Blazer EV, la Equinox EV y hasta el Honda Prologue, demostrando que México también es pieza clave en la nueva era de la movilidad.

Y hay más…
Desde motores en Chihuahua, transmisiones en Silao y otros modelos como el Kia K3 o el Nissan Sentra, la lista de vehículos y componentes hechos en México es muchísimo más extensa. Pero estos 10 ejemplos son una muestra clara de que nuestro país es protagonista en una industria global que avanza cada vez más rápido.
“Hecho en México” ya no es solo una etiqueta: es sinónimo de calidad, innovación y competitividad internacional.