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Alfa Romeo: 114 años… y contando

Si bien la presencia de Alfa Romeo en nuestro país está muy contenida, vale la pena recordar que por estas fechas, pero hace 114 años, se escribió el primer capítulo de una de las marcas con más magia que hay en la industria. Con solo saber que sus orígenes no son italianos, más bien franceses, ya da una idea de lo fascinante que es su historia. Veamos algunos puntos que son clave y poco conocidos.

¿ALFA ES FRANCESA, NO ITALIANA?

La fecha oficial nos dice que el 24 de julio de 1910 se fundó la Anonima Lombarda Fabbrica Automobili, pero los cimientos los puso Pierre Alexandre Darracq unos años antes. El nacido en Burdeos era todo un magnate, la literatura dice que su compañía (Automobiles Darracq, que también hacía además de coches motores para aviones) llegó a abarcar un 10% del mercado en Francia, además de contar con filiales en Londres y Nápoles. A esta última no le iba bien y con el fin de tener una mejor logística se trasladó a Milán. Aquí tampoco le fue como se esperaba porque el poder adquisitivo no ayudó y la poca potencia de los motores no fueron del gusto de los italianos; así que monsieur Darracq vendió esta división a uno de sus ejecutivos: Ugo Stella.

LA FÓRMULA MÁGICA
Stella se apoyó en Giuseppe Merosi (en 1909) para desarrollar un auto más potente que los Darracq, fue el 24 HP, el primer Alfa, con motor cuatro cilindros de 4.0 litros, 42 caballos dirigidos a las ruedas traseras y un chasis preparado para casarse con las carroceras más prestigiosas de la época: Bollani, Castagna, y Schieppati. El resultado fue autos bonitos, correlones y con un precio alto, tanto como el equivalente a dos años de un salario promedio de la época. Podían alcanzar los 100 km/h. Esta fórmula de buen diseño+altas prestaciones ha sido hasta hoy la tarjeta de presentación de Alfa Romeo.

UNA MARCA QUE NACIÓ GANADORA
En 1911 Merosi modificó al 24 HP quitándole peso e incrementando la potencia. Le llamó 24 HP “Corsa” y con él la marca entró al mundo de las carreras, obteniendo su primera victoria en la Parma-Poggio di Berceto en 1913. Hasta este momento todo era A.L.F.A.

SOCIO A LA FUERZA
¿Y el nombre Romeo? Con la guerra sobra decir que todo cambió. Había que dejar de “jugar a los cochecitos” y dedicarse a fabricar armas para satisfacer las necesidades militares, así que en 1915 entra en escena Nicola Romeo y su conglomerado de compañías para tomar las riendas de la producción automotriz, y convertirla en una línea para material bélico, dando pie a que la banca italiana liquidara A.L.F.A; adivinen quién la compró…

EL RESTO ES HISTORIA

Los años de la posguerra dieron la bienvenida a nuevos coches, más carreras y con ellas nombres que nos suenan familiar: Giuseppe Campari, Antonio Ascari y un joven Enzo Ferrari. Los volantes de Alfa Romeo dominaban Mugello, la Parma-Poggio di Berceto, o la Targa Florio. Lo único que faltaba era darse a conocer internacionalmente, para lo cual supo sacarle provecho en 1925 a la primera carera del Campeonato Mundial de Constructores, la antesala de lo que hoy es la F1

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