¿Qué es lo que te hace decidirte por una marca durante el proceso de compra de un auto? La búsqueda de valores más allá del mero uso es una estrategia que varias de ellas han emprendido. Es justo el caso de Destination Defender, una actividad de Land Rover con el Land Rover Defender que nos dejó un recuerdo imborrable.
Una aventura llamada Destination Defender
En el caso de Land Rover, Destination Defender es un programa de experiencias únicas que buscan fortalecer el vínculo entre los propietarios, sus vehículos… y el mundo. En esta ocasión, el espíritu de aventura que define a la legendaria marca británica, se trasladó a Ezequiel Montes, un municipio enclavado en el Bajío queretano donde se encuentra la llamada Peña de Bernal, el tercer monolito más grande del mundo (solo detrás del Peñón de Gibraltar y Pan de Azúcar, en Río de Janeiro). Sus 10 millones de años un peso que se calcula en 20 millones de toneladas fueron testigos de una espectacular expedición por los alrededores de la locación.
En el grupo había la posibilidad de manejar tanto el Defender 90 como el 110, yo decidí optar por la primera opción, a fin de contar con una distancia entre ejes más adecuada para nuestra actividad. Resulta impresionante como la carga tecnológica de sus asistencias nos convierten casi en automático en auténticos expertos en off-road.
El camino aparentaba ser un reto muy demandante, tanto por sus zonas más rocosas como los segmentos arenosos. Pero esto en ningún momento representó un contratiempo para su motor de 3.0 litros, que se desempeñó de manera sobresaliente durante todo el recorrido; incluso el rudo clima de la sierra pasó a ser una mera anécdota gracias al confort interior con el que circulamos, De hecho, gracias a los brincos y maniobras de manejo, se podría decir que vivimos una experiencia inmersiva de contacto absoluto con la naturaleza en un entorno retador, de la manera más cómoda y divertida.
Destination Defender, una integración armoniosa con el entorno
Por la tarde llegó el perfecto complemento de la experiencia: nuestro Destination Defender fue la magnífica Casa Bernal, un espectacular espacio arquitectónico cuidadosamente diseñado para sumergirnos en la esencia del entorno. Ahí vivimos una serie de gratas experiencias sensoriales y gastronómicas totalmente vinculadas al espíritu Defender, donde la aventura y el propósito se entrelazan en un solo evento que resulta memorable.
Así, Defender representa una filosofía que impulsa a sus propietarios a “abrazar lo imposible” y buscar el reto en cada experiencia. En este sentido, Destination Defender no solo se centra en los vehículos, sino que también destaca la conexión entre la marca y su compromiso con la naturaleza, la aventura y las causas sociales.
