En estos días la gente se ha vuelto un poco loca porque Mercedes volvió a batir su propio récord para autos de producción en el Nürburgring Nordschleife, en Alemania, con un tiempo de 6:29.090. Éste es 5 segundos menor a su récord anterior y al momento de escribir esto es el único tiempo inferior a 6 minutos 30 segundos que no sea de un coche de carreras.
De hecho, la cantidad de veces que un auto de cualquier tipo ha hecho un tiempo sub 6 minutos 30 segundos se pueden contar con una sola mano. Son 4 ocasiones por si tenían curiosidad.
El Nürburgring no perdona
El Nordschleife específicamente es un circuito que tiene una casi imposible combinación de curvas, peraltes, cambios de elevación y hasta brincos. Todo esto durante su longitud de 20 kilómetros (antes eran 28), lo cual quiere decir que si en una parte está soleado, no necesariamente significa que esté así en todo el trayecto.
Con todo el avance que ha habido de seguridad en los autos de carreras (o en los autos en general), aún hoy en día el deporte motor es un asunto peligroso. Imagínense en los años 20 donde el piloto estaba completamente expuesto, con gorros de tela como “cascos” y esencialmente llantas de bicicleta.
Lo demandante del Nürburgring lo hacía un circuito particularmente peligroso para todo aquel que se atreviera a competir dentro él. Desgraciadamente un año después de la carrera inaugural, el piloto checoslovaco Čeněk Junek fallecería al mando de un Bugatti Type 35B y se convertiría en la primera fatalidad, la primera en una larga lista.
La posibilidad de morir al volante de un auto de carreras era algo que muchos organizadores y pilotos daban por hecho que tenía que suceder. La importancia de la seguridad en los autos de carreras es un concepto relativamente reciente, gracias a Jackie Stewart quien llamaría al Nürburgring “The Green Hell”, “El Infierno Verde”.
El Nürburgring Nordschleife, el escenario perfecto
El Nürburgring ha sido testigo de los manejos más heroicos en la historia del deporte motor. Una de las actuaciones más notables ha sido la del italiano Tazio Nuvolari en el Gran Premio de Alemania de 1935.
Para entender por qué resalta tenemos que recordar el ambiente político en la Alemania de los años 30s. Cierto partido político con una cruz gamada estaba en el poder…y por obvias razones financiaban el desarrollo de los autos de los gigantes fabricantes alemanes, Mercedes Benz y Auto Union.
En ese Gran Premio Mercedes Benz había inscrito 5 coches con Caracciola, von Brauchitsch, Fagioli, Geier y Lang, mientras que los Auto Union con un motor V16 estaban al mando de Stuck, Rosemeyer, Pietsch y Varzi. Por otro lado, Tazio Nuvolari estaba al volante de un Alfa Romeo Tipo B de la Scuderia Ferrari, la cual no tenía el financiamiento, ni el desarrollo de los alemanes.
El principio de la carrera fue una especie de desastre para Nuvolari, primero perdió posiciones en el arranque y su parada en pits se vio estropeada por una falla en la bomba de combustible al momento de repostar. El italiano debía recuperar mucho terreno perdido. Poco a poco fue alcanzando a los líderes y los alemanes no tenían respuesta para su ritmo.
En la última vuelta, Manfred von Brauchitsch estaba liderando con Nuvolari persiguiéndolo, tal era la prisa del alemán que terminó destrozando sus llantas, reventando una de ellas y dejándolo como espectador mientras Nuvolari tomaba la victoria.
Los organizadores estaban tan confiados con que un alemán iba a ganar la carrera en el Nürburgring que ni siquiera se molestaron en traer un himno de alguna otra nación. Afortunadamente Nuvolari siempre llevaba consigo una grabación de la “Marcia Reale”.
Pausa y tiempos posguerra
Las carreras en el Nürburgring se suspendieron de 1940 a 1946, todo gracias a las eventualidad ocasionadas por cierto frustrado pintor austriaco con un bigote cuadrado.
En 1951 la Fórmula 1 llegaría al circuito alemán, que para ese entonces ya estaba considerado como una de las pistas más veneradas, temidas y respetadas de todo el calendario.
Fue hasta 1957 donde el circuito vería otra actuación estelar, esta vez a manos de uno de los más grandes pilotos de la historia, Juan Manuel Fangio.
Fangio estaba pilotando para el equipo Maserati con un 250F, desgraciadamente su parada en pits fue un caos total y regresó a la carrera un minuto detrás de los primeros lugares. Fangio estaba determinado a tomar la victoria.
Durante las siguientes 22 vueltas rompió el récord de pista 10 veces, siendo su tiempo más rápido el de 9 minutos 17 segundos. En la penúltima vuelta pasó a Mike Hawthorn no solo para ganar la carrera, sino también para ganar el campeonato, este manejo en el Nürburgring Nordschleife fue la última victoria y título de Fangio en F1.
Los récords del Nürburgring Nordschleife
El circuito ha cambiado a lo largo de los años, pero se ha mantenido con un trazado similar y una longitud de más de 20 km, por ende los tiempos de vuelta no son un número al que estemos acostumbrados.
Durante aquel Gran Premio de 1935 el tiempo de vuelta más rápido no fue de Nuvolari, sino de Manfred von Brauchitsch, haciendo 10 minutos 32 segundos. El tiempo de Fangio en 1957 fue de 9:17.4 en el Maserati de Fórmula 1.
Mientras iban pasando los años, los autos iban evolucionando y los tiempos iban cayendo, Phil Hill hizo 8 minutos 42.1 con el radical Chaparral 2F en 1967, este era un prototipo que participaba en las carreras de resistencia como las 24 Horas de Le Mans.
Cuando Niki Lauda hizo un tiempo de menos de 7 minutos al volante del Ferrari 312T en 1975 fue un acontecimiento muy importante.
Inclusive años después con los autos de Grupo 5, Klaus Ludwig hizo un tiempo de 7:30.52 con el Ford Zakspeed Turbo en 1980.
En 1983, el campeonato de carreras de resistencia llegó al Nürburgring, Jochen Mass estaba al manejando un Porsche 956 haciendo un tiempo de 6:16:85 en la clasificación. Stefan Bellof era otro piloto de Porsche que estaba participando en la carrera, pero él hizo el tiempo más rápido de la sesión y de la historia (hasta el momento) del Nürburgring. Su tiempo fue de 6:11.13. promediando 200 km/h a lo largo de toda la vuelta.
Tal fue la sorpresa de todos al ver un tiempo 5 segundos más rápido del de Jochen Mass que inclusive el propio manager de Bellof cuestionó el funcionamiento del cronometraje.
Durante 35 años el tiempo de Stefan Bellof se mantuvo intocable y tal parecía que se quedaría así, el récord invencible. Los únicos que podrían vencerlo eran los mismos ingenieros de Porsche, con el 919 Evo, la versión completamente libre de reglamento de su ganador de las 24 horas de Le Mans. Timo Bernhard hizo un tiempo de 5:19.55 segundos, promediando 233.8 km/h.
Desde hace muchos años las marcas automotrices han usado el Nürburgring como la plataforma ideal para desarrollar sus autos de más alto desempeño. Todo aquel que logra superar los tiempos de sus contrincantes es altamente venerado por la proeza técnica y de manejo que eso implica.
La próxima vez que vean que le hacen mucho ruido a los tiempos logrados en el Nürburgring, ahora tienen un leve antecedente de por qué es importante este circuito.